24.10.09

Un relato más sobre las andanzas de Narkos, esta vez en Presidente Derqui provincia de Buenos Aires
EL SALTO DEL “PULGA”
“…Y cuando han pasado quince minutitos de las catorce de la tarde estamos con veintiocho grados de temperatura en nuestra ciudad y seguimos compartiendo la buena música tropical por FM 108.9 la más tropical de Pilar…”

Mientras la más tropical de Pilar los deleitaba con las bondades de la excelente propuesta musical, el sol se derramaba inmisericorde sobre los campos, las bestias y la boca de venta de marihuana del “Pulga” en las periferias de Presidente Derqui.
El “Pulga” y el “viejo” estaban sentados bajo la sombra de los árboles que formaban un pequeño monte que ocupaba la mitad del terreno usurpado por el “pulga”.
El “viejo” picaba un poco de marihuana, para armar un porro, sentado de espaldas a la entrada del terreno.
El ”pulga”, sentado frente a él mirando hacia la entrada.
- Cuando tengas tu propia boca de venta de faso o de merca nunca te pongas de espalda a la entrada de un lugar jodido como este, así podes vigilar y si cae la yuta te descartas al toque, ni tampoco le des la espalda a alguien que te viene a comprar, te pueden pegar un palazo y te afanan todo lo que tenés- le había recomendado en alguna ocasión.
Mientras el viejo liaba el cigarrillo de marihuana el “pulga” planeaba como iba a cerrar el terreno de al lado.
Tenía grandes planes, iba a hablar con el “pitu”, le iba a pedir que se lo prestase para poner un cabarute.
- Un muro alto de allá hasta allá, en el centro la pileta de natación, allí una parrilla, unas mesitas con sombrillas, bien estilo “jaguaiano”…
- ¿Y las habitaciones?
- Le revocamos la casa al “pitu” le agregamos dos o tres piecitas y sabes que “viejo” nos llenamos de guita…
- ¿Vos creés?
- Pero si, vos dejame a mi y vas a ver como en tres meses andamos en una cuatro por cuatro con las mejores minas tomando güisqui importado del Paraguay y merca de Bolivia.
- ¿Por qué de Bolivia?
- Allá está la mejor, la más pura, sin cortar. Tenemos que ir a Bolivia, viejo, o a Salta.
Mientras visionaba un futuro próspero para ambos, el “pulga” aprontó la media en la que guardaba las palancas de fumo, señal de que llegaba algún cliente; el “viejo” se volvió a medias hacia la entrada, miró por sobre el hombro y vio a dos muchachotes que se aproximaban, se desentendió de ellos y continuó con el proceso de armando del cigarrillo.
Todo sucedió muy rápidamente el “pulga” saltó de la silla al tiempo que extendía una mano hacia delante y decía:
-¡¡ PARA, NO TIRES!!- y salió rajando como alma que vio al mismísimo diablo en calzoncillos.
En una fracción de segundo desapareció dentro del monte, mientras el campo visual de el “viejo” era ocupado por un mastodonte rubio de no más de dieciocho añitos, de un metro ochenta y unos noventa kilos, con un pistolón de dos caños en una mano y una pistola enorme en la otra.
El mastodonte rubio no hablaba. Gritaba, ordenaba.
- ¡¡ NO CORRAZ HIJO DE PUTA, ¿DONDE TENÉZ EL FAZO?!!
Pero el “pulga” ya estaba a cincuenta metros de allí.
El único que se había quedado en su lugar, congelado, era el “viejo”, no lograba reaccionar, estaba como atornillado a la silla.
-Es una broma, debe ser una joda para Tinelli- pensaba.
Pero no era una broma, el mastodonte seseoso y deseoso de fazo volvió toda su artillería hacia la cabeza del “Viejo”.
-¡¡ ¿DONDE EZTA EL FAZO, DONDE EZTA EL FAZO?!! Preguntaba, preguntaba y no dejaba de preguntar por el fazo.
- No se, hermano, yo vine a comprar un porro, que se yo donde está el faso.
El “viejo” no contaba con este evento aterrador, aún así de algún lugar de su cerebro le salió algún principio de teoría de comunicación, algo le decía
– No lo trates ni de ”loco”, ni de ”flaco”, decile ”Hermano”, identifícate con él
hacete amigo del juez, en este caso del asaltante.
El chorro entre furioso y frustrado tuvo la delicadeza, rara en la provincia de Buenos Aires, de no descargar su ira ni sus balas sobre la humanidad del “Viejo”
- Como que no zabez donde esta el fazo.
- Pero no se, hermano, no se, yo no soy de acá, vine a comprar un bagullo nada mas, yo no soy el narco, el narco es aquel – Mientras apuntaba con el dedo hacia la dirección en la que había huido el “pulga”.
- ¿Quién zoz, tenéz algo enzima?- pregunto al tiempo que le levantaba la camisa de grafa y se cercioraba que no tuviese armas de ningún tipo.
El “viejo” levantó los brazos y permitió que lo registre, sintió el frío metal de una negra pistola sobre su estómago.
Agradeció intimamente no haber podido comprar el sistema de cámara oculta
- No tengo nada, hermano, vine a comprar un faso nada mas, el narco es el que salió corriendo, el tiene el faso.
El chorro se convenció, giró en la dirección que había escapado el “pulga” y se encontró en el suelo con el monedero que el “Pulga” había perdido en la huida, lo tomó y emprendió la persecución.
El “viejo” que ya se había parado mientras dialogaba con el chorro, retrocedió muy despacio, aguardo unos segundos, sin saber muy bien que, luego saltó el alambrado hacia el terreno del “Pitu” y salió rajando.
En la calle lateral los vecinos salían a mirar la persecución.
Todo sucedía a la vista de todos, el chorro perseguía al narco sin que nadie se lo impidiera.
El “pulga”, narco-chorro huía del chorro-chorro sin que nadie le ayudara y sin ningún tipo de reparo; no era cuestión de honra ni de elegancia, narco que huye sirve para otra narcotraficada.
Los vecinos comenzaron a cruzar apuestas sobre quien iba a perder esta corrida, uno apostó el equipo de audio a que el chorro ganaba, otros, como el “Pitu” apostaban un cajón de birras a que el “pulga” no se dejaría atrapar, el “trucho” topó la parada y apostó el carrito de cartonear contra un cajón de “Quilmes”.
El “Gordo vigilante”, que siempre estaba relojeando hacia la cueva del “Pulga” apostó el ventilador de pié a que el chorro lo cazaba, era mas una expresión de deseo que una posibilidad real, Gastón, un vecino aceptó y puso como apuesta una bomba sumergible para sacar agua.
Mientras las apuestas iban y venían “El pulga” atravesaba a toda carrera por pastizales, tacuarales, zanjas con barro y agua putrefacta en la que no vivían ni los renacuajos más curtidos, sentía los arañazos de los arbustos contra las piernas, el olor a podrido del barro que le salpicaba el cuerpo pero prefería eso a las balas del chorro que lo perseguía en bicicleta por las calles de tierra junto a otro cómplice que lo había estado esperando allí cerca.
No sentía el dolor en los riñones, los últimos días había estado orinando sangre, una mina adicta le había pedido un poco de marihuana, el “pulga” le dio, pero al precio de una franeleada, en esa cobranza estaba cuando llegó el marido de la loca y le dio pa´que tenga, una paliza de aquellas, uno de los peores golpes se lo dio con un garrote por la espalda a la altura de los riñones, el “pulga” salió rajando velozmente y bastante maltrecho, anduvo varios días caminando como un anciano, doblado, agarrándose de un palo, le dolía hasta el recuerdo de ese momento, a su esposa le había dicho que la policía en Paso de los Libres le había pegado, y ahora que se estaba recuperando otra vez tiene que salir batiendo records en los 400 metros con obstáculos.
Una vez estuvo en la mira, pero el chorro no se animó a tirar, por suerte le había tocado un chorro inexperto y cagón, si hubiese sido otro, ya estaría con una bala en la espalda.
Logró llegar hasta la casa de Alberto, un amigo de otros tiempos que andaba en cosas legales, saltó por sobre el cerco de alambre y por segunda vez el chorro estuvo a punto de cazarlo.
La pareja de dos enormes perrazos blancos lo reconocieron, la perra era la madre de “Junior” el perro que tenía en su casa, no le impidieron el paso hacia la casa.
Gritó desesperadamente
- ¡¡¡ SOCORRO!!!
- ¡¡¡ AYUDENMEN!!!
- ¡¡¡ ME QUIEREN CHOREAR!!!
- ¡¡¡ YA NO SE PUEDE NARCOTRAFICAR EN PAZ!!!
El chorro le gritaba desde afuera
-!!SALI PARA AFUERA, PUTO¡¡
-!!VENÍ ACÁ COBARDE, CORNUDO¡¡
Los gritos atrajeron al dueño de casa.
“El pulga” con el aliento entrecortado le pidió que le dejase esconderse hasta que se fuera el chorro.
Zafó esta vez, pero sabía que la deborah le iba a mandar otra vez a alguno para afanarle el faso, la competencia en Derqui no era fácil.


11.10.09

Narcosueño 2


Segunda parte del relato.
Mientras el gentío exacerbado lo arrastraba hacia la parte delantera de la máquina, El Pulga alcanzó a ver como uno de los canas se hacía de su mochila con marihuana y discretamente se perdía entre las sombras.
Forcejeó intentando librarse, pero estaba hecho un matambre humano, le acomodaron las rodillas sobre la vía y la dueña del tren, la misma vieja vigilante que lo había mandado preso en Concordia un tiempo antes, se puso al mando de la locomotora y le ordenó al maquinista que le pasara alcohol a la rueda
- Para que no le infecte la pierna, sosténganlo al delincuente.
La locomotora comenzó a avanzar muy lentamente, “El Pulga” sintió como la rueda le mordía la piel y comenzaba a cortarle la pierna, quiso gritar, pero no le salió ningún sonido, intentó levantar la pierna y lo logró, pero solamente levantó la mitad, la otra parte quedó debajo del tren, lo mismo sucedió con la otra gamba.
Y pasó una rueda y otra y otra, y al fin cuando “El Gran Capitán” terminó de pasar los dos pedazos separados de sus piernas estaban en medio de las vías, los putos libreños lo habían soltado y miraban desde el andén como los perros se peleaban por los despojos, pero la pelea duró poco, a medida que los perros comían la carne y bebían la sangre, comenzaban a sentir los efectos de la cannabis sativa contenida en ellas. Algunos se volvían melancólicos y le aullaban a la luna, otros se acercaron al “pulga” y comenzaron a girar en torno a él buscando un tema de conversación.
- La vuelta del perro- le dijo un mantonegro sarnoso
- ¿Que onda, “pulga”…? le preguntó el perro del “Perro”
- ¡Como pega tu sangre, loco!- le comentó un yaguá con los ojos enrojecidos
- ¡ Guau, que viaje, Pulga!- Le ladró un cusco viralatas
- ¿ Te falta mucho “ Pulga”? la que le hablo era “Loira” la cachorra boxer que había huido de la boca del “Perro”, allí se había vuelto adicta al humo del porro
Esperaban a que se muriese desangrado.
Pero El Pulga era un Narcochorro recio y con recursos, comenzó a frotar la cinta de las muñecas contra uno de los durmientes hasta que logro cortarla, de uno de sus bolsillos sacó un puñado de grasa consistente, la misma que utilizaba para cubrir los ladrillos de faso y tapar el olor de la marihuana, y se aplicó en ambos muñones sangrantes, de otro bolsillo sacó un trozo de film de polietileno, que utilizaba para aislar el faso engrasado, y se aplicó sobre los muñones ensangrentados y engrasados con la intención de detener la hemorragia, tenía que llegar hasta la Boca del Perro a dos cuadras y de la estación.
Estaba arrastrándose hacia el andén cuando sintió una mano sobre el hombro y la voz del “Perro” le decía
– Pulga, que te pasa Pulga, despertate…
Se despertó y lo primero que hizo fue sacarse una enorme cucaracha que se le había metido entre las nalgas.
Se tocó las piernas, las contó de una en una, se las pellizcó, las sintió más suyas que nunca, las volvió a contar, no estaba seguro, le pidió papel al “Perro”
- ¿Ya vas a fumar un porro?
- ¿No, gil, tengo que hacer una suma, ayudame.
-Que pasó ? ¿ Te pegó mal el faso…?- Preguntó “El perro”
-Una pesadilla…- espantó un par de cucarachas de la cama.
- Vamos a tomar algo, perro, no quiero volver a dormir.
Se quedó sentado inmóvil sobre la cama por unos instantes…
…muy despaciosamente se calzó las zapatillas, sintió algo movedizo y frío dentro, las agarró las sacudió, cayeron varias cucarachas de ambas dos…
Odiaba la boca del “Perro”….
Estaba rebozante de cucarachas, reptaban por todos lados…
Odiaba todo en ese lugar…
…Las cucarachas…
…“El Perro”, era más repugnante que las cucarachas…
… a tal punto que él se traía su propio mate para no tomar el mate del “Perro”…
… no soportaba al “Perro” pero…
… se lo bancaba por que no tenía adonde ir…
…Si no fuese por ese detalle…
… ya lo habría acostado…
… lo habría cagado a trompadas…
…de una…
...“El perro” era un cagón…
…él mismo lo había tratado de puto y cobarde por teléfono…
…”El viejo” estaba de testigo…
… y “El perro” había metido la cola entre las piernas…
… y se bancó el insulto…
… y aceptó una piedra de “merca”…
… y le conseguía el faso para llevar a Derqui…
… y le iba a conseguir putas…
… y …
- Pulga, baja, todavía estas colgado loco, tomate un poco de esta.-
le dijo “El perro”.
Una gruesa y blanca línea se destacaba sobre el enorme y oscuro cristal que se utilizaba solamente con una finalidad, hacer líneas de cocaína; a veces largas y gruesas, otras veces cortas y finas, dependía del stock.
El toque artístico lo ponía “Cocodrilo” cuando estaba inspirado, se mandaba una
línea circular y dejaba una pequeña montaña blanca de “merca” en el centro, la llamaba El Volcán – Yo tendría que haber sido artista, tendría…- decía.
“El pulga” rechazó el canuto de diez pesos que le ofrecía “El perro”, rebuscó en su riñonera y sacó un billete de dos, lo enrolló cuidadosamente, pero antes de aspirar se tapo una de las fosas nasales con un dedo y expelió aire con todas sus fuerzas por la otra, una catarata de líquido y moco salió en forma de lluvia y el piso quedó regado con pequeños charcos blancuzcos.
- Es el corte...- comentó innecesariamente “El pulga”.
Realizó la misma tarea con la otra fosa nasal.
“El perro” miraba con asco y repugnancia
- Yo pensaba regar para barrer, pero ahora no es necesario.- Comentó
- Pero apurate, mirá que cuando eso se endurece, tenés que sacarlo con pico y pala.- Ironizó “El pulga”.
…Menos mal que no aceptó el canuto… pensó “El perro”.
Diez centímetros de cocaína por un lado diez centímetros por el otro, veinte centímetros de merca se perdieron dentro de la nariz de “El pulga”, comenzó a sentirse mejor.
Mientras se preparaba un mate “El perro” daba cuenta de la merca que restaba sobre el cristal.
El sabor amargo del mate se mezclaba con un líquido así de amargo que le fluía desde la nariz hacia la garganta.
Se sentía Muy Bien…. Eufórico… INVULNERABLE.
La puta que vale la pena estar suelto, aunque sea en esta pocilga…Pensó.


Tal vez continúe…

 
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